home
La Santa Humildad
San Ignacio tiene tres grados:
IMITAR A NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO EN LA HUMILDAD
1. Cumplir los mandamientos y evitar el pecado mortal.
2. Indiferencia a lo que me venga, sin preferir más riqueza que pobreza, salud que enfermedad, éxito o fracaso, vida larga que corta, tratando de evitar el pecado venial.
3. Imitar y parecerme a Cristo, eligiendo más la pobreza que la riqueza, oprobios que alabanzas, etc.
Tres Grados de Humildad
Mateo 11:29 soy manso y humilde de corazón.
Lucas 1:47 Maria dijo: se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador porque ha mirado la humildad de su esclava.
La Sagrada Escritura, hermanos, nos advierte con voz muy fuerte diciendo: Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Al decir esto nos muestra que toda exaltación es una forma de soberbia. El profeta indica que la evitaba al decir: Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros, no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
La primera manera de humildad :
que me abaje y me humille tanto cuanto en mí sea posible, para obedecer en todo a la ley de Dios nuestro Señor; de tal suerte que, aunque me hiciesen señor de todas las cosas criadas en este mundo, ni siquiera por salvar la propia vida temporal me ponga a deliberar sobre quebrantar un mandamiento divino o humano que me obligue a pecado mortal.
De tal manera amo yo a Dios que estoy dispuesto a pasar por todas las humillaciones y sufrimientos hasta morir, si fuese necesario, con tal de no ser infiel a su amor cometiendo un pecado mortal.
La segunda manera de humildad :
si yo me hallo en tal punto que no quiero ni siento más inclinación a tener riquezas que pobreza, a querer honor que deshonor, a desear vida larga que corta, si es igual servicio de Dios nuestro Señor y salud de mi anima; y además de esto, que ni por todo lo criado, ni aunque me quitasen la vida, no me ponga a deliberar sobre hacer un pecado venial.
De tal manera amo yo a Dios que por ese amor a Él: acepto y asumo el estado de indiferencia total, de desprendimiento total interior aunque me cueste mucho dolor y humillación; y estoy dispuesto a pasar por todas las humillaciones y sufrimientos hasta morir, si fuese necesario, con tal de no serle infiel en cometer un pecado venial deliberado.
La tercera manera de humildad :
cuando incluyendo la primera y la segunda, y siendo igual alabanza y gloria de la divina majestad, por imitar y parecer más actualmente a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo pobreza con Cristo pobre más que riqueza, oprobios con Cristo lleno de ellos más que honores; y deseo de ser estimado por vano y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, más que por sabio ni prudente en este mundo.
Suponiendo que ya se tiene y ya se vive el Primero y Segundo grado de humildad o amor, el Tercero es que yo amo tanto a Dios en Cristo que ese amor me hace querer y elegir todas las humillaciones que Cristo tuvo aunque sea sólo para parecerme e imitarlo a Él: pobreza con Cristo pobre, oprobio con Cristo despreciado, sufrimiento, trabajo…
Coloquio. Hacer un coloquio con la Virgen María, con Cristo Nuestro Señor, con el Espíritu Santo y con el eterno Padre para que me concedan el tercer grado de humildad.
Terminar la oración con un Padre Nuestro.
N.B.: A los laicos, el Señor no les pide la pobreza actual, pero sí la pobreza espiritual.