Liturgia Católica
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Primera parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO XIII
Meditación 5ª: DE LA MUERTE
PREPARACIÓN.
1. Ponte en la presencia de Dios.
2. Pídele su gracia.
3. Imagínate que estás gravemente
enferma, en el lecho de muerte, sin ninguna esperanza de escapar de
ella.
CONSIDERACIONES.
1. Considera la
incertidumbre del día de tu muerte. ¡Oh alma mía!, un día saldrás de
este cuerpo. ¿ Cuándo será? ¿ Será en invierno o en verano? ¿En la
ciudad o en el campo? ¿De día o de noche? ¿De repente o advirtiéndolo? ¿
De enfermedad o de accidente? ¿Con tiempo para confesarte o no? ¿Serás
asistida por tu confesor o padre espiritual? ¡Ah! De todo esto no
sabemos absolutamente nada; únicamente es cierto que moriremos y siempre
mucho antes de lo que creemos.
2. Considera que entonces
el mundo se acabará para ti; para ti ya habrá dejado de existir, se
trastornará de arriba abajo delante de tus ojos. Sí, porque entonces los
placeres, las vanidades, los goces mundanos, los vanos afectos nos
parecerán fantasmas y niebla. ¡Ah desdichada!, ¿por qué bagatelas y
quimeras he ofendido a mi Dios? Entonces verás que hemos dejado a Dios
por la nada. Al contrario, la devoción y las buenas obras te parecerán
entonces deseables y dulces. Y, ¿por qué no he seguido por este tan
bello y agradable camino? Entonces los pecados, que parecían tan
pequeños, parecerán grandes montañas, y tu devoción muy exigua.
3. Considera las angustiosas despedidas con que tu alma abandonará a
este feliz mundo: dirá adiós a las riquezas, a las vanidades y a las
vanas compañías, a los placeres, a los pasatiempos, a los amigos y a los
vecinos, a los padres, a los hijos, al marido, a la mujer, en una
palabra, a todas las criaturas; y, finalmente, a su cuerpo, al que
dejará pálido, desfigurado, descompuesto, repugnante y mal oliente.
4. Considera con qué prisas sacarán fuera el cuerpo y lo
sepultarán, y que, una vez hecho esto, el mundo ya no pensará más en ti,
ni se acordará más, como tú tampoco has pensado mucho en los otros. Dios
le dé el descanso eterno, dirán, y aquí se acabará todo. ¡Oh muerte,
cuán digna eres de meditación; cuán implacable eres !
5.
Considera que, al salir del cuerpo, el alma emprende su camino, hacia la
derecha o hacia la izquierda. ¡Ah! ¿Hacia dónde irá la tuya? ¿Qué camino
emprenderá? No otro que el que haya comenzado a seguir en este mundo.
AFECTOS Y RESOLUCIONES.
1. Ruega a Dios y
arrójate en sus brazos. ¡Ah, Señor!, recíbeme bajo tu protección, en
aquel día espantoso; haz que esta hora sea para mí, dichosa y favorable,
y que todas las demás de mi vida sean tristes y estén llenas de
aflicción.
2. Desprecia al mundo. Puesto que no sé la hora en que
tendré que dejarte, joh mundo!, no quiero aficionarme a ti. ¡Oh mis
queridos amigos!, mis queridos compañeros, permitidme que solo os ame
con una amistad santa que pueda durar eternamente. Porque ¿a qué vendría
unirme con vosotros con lazos que se han de dejar y romper?
3.
Quiero Prepararme para esta hora y tomar las necesarias precauciones
para dar felizmente este paso; quiero asegurar el estado de mi
conciencia, haciendo todo lo que esté a mi alcance, y quiero poner
remedio a estos y a aquellos defectos.
CONCLUSIÓN.
Da gracias a Dios por estos
propósitos que te ha inspirado; ofrécelos a su divina Majestad; pídele
de nuevo que te conceda una muerte feliz, por los méritos de la muerte
de su Hijo.
Padrenuestro, etc.
Haz un ramillete de mirra.
12-12-2012
Dios te salve Santa María de Guadalupe, llena, eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de
Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte. Amén