Liturgia Católica
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Primera parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO
XVI
Meditación 8ª: EL PARAÍSO
PREPARACIÓN.
1. Ponte en la presencia de Dios.-
2. Haz la invocación.
CONSIDERACIONES.
1. imagina una hermosa noche muy serena, y piensa cuán agradable es ver
el cielo tachonado de esta multitud y variedad de estrellas. Ahora añade
esta belleza a la de un buen día, de suerte que la claridad del sol no
impida la clara visión de la luna y de las estrellas, y considera que
esta hermosura nada es, comparada con la excelencia del cielo. ¡Ah! ¡Qué
deseable y amable es este lugar y qué preciosa está ciudad!
2. Considera la nobleza, la distinción y la multitud de los ciudadanos y
habitantes de esta bienaventurada mansión; estos millones y millones de
ángeles, de querubines y de serafines; este ejército de mártires, de
confesores, de vírgenes, de santas mujeres; la multitud es innumerable.
¡Oh! ¡Qué dichosa es esta compañía! El menor de todos es más bello que
todo el mundo, ¿qué será verlos a todos? Más, i oh Dios mío, ¡qué felices
son! Cantan, sin cesar, el dulce himno del amor eterno; siempre gozan de
una perpetua alegría; se comunican, los unos a los otros, consuelos
indecibles y viven en el contento de una dichosa e indisoluble compañía.
3. Considera, finalmente, la suerte que tienen de gozar de Dios, que
les recompensa eternamente con su amable mirada, con la que infunde en
sus corazones un abismo de delicias. ¡Qué dicha estar siempre unido a su
primer principio! Son como aves felices, que andan volando y cantan
eternamente por los aires de la divinidad, que las envuelven por todas
partes con goces increíbles; allí, todos, a cuál mejor, y sin envidias,
cantan las alabanzas del Creador. Seas para siempre bendito, ¡oh dulce y
soberano Creador y Salvador nuestro!, porque eres tan bueno y porque nos
comunicas tan generosamente tu gloria. Y, recíprocamente, Dios bendice,
con bendiciones perpetuas, a todos los santos: «Sed para siempre
benditas, les dice, mis amadas criaturas, porque me habéis servido y me
alabáis eternamente con tan grande amor y valentía».
AFECTOS Y RESOLUCIONES.
1 Admira y alaba esta
patria celestial. ¡Oh! ¡Qué hermosa eres, mi amada Jerusalén, y qué
dichosos son tus adoradores!
2. Echa en cara a tu corazón el poco valor que ha tenido hasta el
presente y el haberse desviado del camino que conduce a esta mansión
gloriosa. ¿Por qué me he alejado tanto de mi suprema felicidad? ¡Ah,
miserable de mí! Por estos placeres tan enojosos y vacíos, he renunciado
mil veces a estas eternas e infinitas delicias. ¿ Qué espíritu me ha
inducido a despreciar bienes tan deseables, a trueque de unos deseos tan
vanos y despreciables?
3. Aspira, sin embargo, con ardor a
esta morada de delicias. ¡Oh, mi bueno y soberano Señor, puesto que os
habéis complacido en enderezar mis pasos por vuestros caminos, jamás
volveré atrás! Vayamos, mi querida alma, hacia este reposo infinito,
caminemos hacia esta bendita tierra que nos ha sido prometida. ¿Qué
hacemos en este Egipto?
4. Me privaré, pues, de aquellas
cosas que me aparten o me retrasen en este camino.
5.
Practicaré tales o cuales cosas, que puedan conducirme a él.
Da las gracias, ofrece, ruega.
12-12-2012
Dios te salve Santa María de Guadalupe, llena, eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de
Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte. Amén