Liturgia Católica

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Primera parte de la Introducción a la vida devota


CAPÍTULO XXIV



QUE HEMOS DE PURIFICARNOS DE LAS MALAS INCLINACIONES



Tenemos también, Filotea, ciertas inclinaciones naturales, las cuales, porque no tienen su origen en nuestros pecados particulares, no son propiamente pecado, ni mortal ni venial, pero se llaman imperfecciones, y sus actos se llaman efectos o faltas. Por ejemplo, Santa Paula según refiere San Jerónimo, tenía una gran inclinación a la tristeza y a la melancolía, hasta el extremo de que, cuando murieron sus hijos y su esposo, estuvo a punto de morir de pena. Esto era una imperfección, pero no un pecado, pues ocurría contra su deseo y voluntad. Hay personas que son naturalmente ligeras, otras ásperas, otras contrarias a aceptar fácilmente el parecer de los demás, otras propensas a la indignación, otras a la cólera, otras al amor, y, por decirlo en breves palabras, son pocas las personas en las cuales no se pueda echar de ver alguna imperfección.


Ahora bien, aunque estas imperfecciones sean propias y como connaturales a cada uno de nosotros, no obstante, con el ejercicio y afición contraria, pueden corregirse y moderarse, y aún puede el alma purificarse y librarse totalmente de ellas. Y esto es, Filotea, lo que debes hacer. Se ha encontrado la manera de endulzar los almendros amargos, haciendo un corte al pie del tronco, para que salga la savia. ¿ Por qué no hemos de poder nosotros hacer salir de nuestro interior las inclinaciones perversas, para llegar a ser mejores? No existe ningún natural tan bueno que no pueda malearse con los hábitos viciosos; tampoco hay un natural tan rebelde que, con la gracia de Dios, ante todo, y después con trabajo y diligencia, no pueda ser domado y superado.

Ahora, pues, voy a darte los avisos y proponerte los ejercicios, con los cuales purificarás tu alma de las aficiones y de todo afecto a los pecados veniales, y, de esta manera, asegurarás más y más tu conciencia contra todo pecado mortal. Dios te conceda la gracia de practicarlos bien.


Fin de la primera parte de la Introducción a la Vida Devota




12-12-2012
Dios te salve Santa María de Guadalupe, llena, eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén



 

 

 

 

 

 

 

 




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