Liturgia Católica
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Quinta parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO I
QUE CADA AÑO CONVIENE RENOVAR LOS BUENOS PROPÓSITOS CON
LOS EJERCICIOS SIGUIENTES
El punto capital de estos
ejercicios consiste en reconocer de verdad su importancia. Nuestra
humana naturaleza decae fácilmente de sus buenos afectos, a causa de la
fragilidad y de la mala inclinación de nuestra carne, que gravita sobre
nuestra alma y siempre la arrastra hacia abajo, si ella no se eleva con
frecuencia, a fuerza de resolución; de la misma manera que las aves caen
continuamente, si no multiplican el ímpetu y el aleteo para mantenerse
en el aire. Por esta causa, amada Filotea, tienes necesidad de renovar y
repetir con mucha frecuencia los buenos propósitos que has hecho de
servir a Dios, pues, de no hacerlo, corres el peligro de caer en el
primitivo estado o en otro peor; porque las caídas espirituales son de
tal naturaleza, que siempre nos precipitan más abajo del estado desde el
cual nos habíamos elevado hacia la devoción.
No hay reloj,
por bueno que sea, al que no tengamos que dar cuerda dos veces al día,
por la mañana y por la noche; además, es menester, a lo menos una vez al
año, desmontar todas sus piezas, para sacar el orín que en ellas se haya
formado, enderezar las torcidas y reparar las ya gastadas. Así, el que
tiene verdadero cuidado de su corazón, ha de elevarlo hacia Dios, por la
mañana y por la noche, con los ejercicios más arriba indicados, y,
aparte de esto, ha de considerar muchas veces su estado, enderezarlo y
arreglarlo; finalmente, a lo menos una vez al año, ha de desmontar y
examinar, una por una, todas las piezas, es decir, todos sus afectos y
pasiones, para reparar todas las faltas que en ellos pudiera haber. Y,
así como el relojero unta con algún aceite refinado las ruedas y los
resortes de su reloj, para que los movimientos se produzcan con más
suavidad y la máquina esté menos expuesta al orín, así la persona
devota, después de la práctica de este examen de su corazón, debe
untarlo, para renovarlo cuál conviene, con los sacramentos de la
confesión y de la eucaristía. Este ejercicio reparará tus fuerzas
abatidas por el tiempo, enfervorizará tu corazón, hará que reverdezcan
los buenos propósitos y que florezcan de nuevo las virtudes de tu
espíritu.
Los antiguos cristianos así lo practicaban con toda
diligencia, el día del aniversario del bautismo de Nuestro Señor, en el
cual, como dice San Gregorio, obispo de Nacianzog renovaban la profesión
y las protestas que se hacen al recibir este sacramento. Hagámoslo
también, amada Filotea, preparándonos muy de buen grado y aplicándonos a
ello con toda seriedad.
Habiendo, pues, escogido el tiempo
oportuno, según el consejo de tu padre espiritual, y habiéndose retirado
un poco a la soledad, así espiritual como real, y más que de ordinario,
harás una, dos o tres meditaciones sobre los puntos siguientes, según el
método trazado en la segunda parte.>
Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012 Año de la Fe
Sea Bendita la Santa e
Inmaculada Purísima Concepción de la Santísima Virgen María