Liturgia Católica
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Quinta parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO XI
SEGUNDA CONSIDERACIÓN: DE LA EXCELENCIA DE LAS VIRTUDES
Considera que las virtudes y la devoción pueden, por sí solas,
contentar el alma en este mundo; mira qué bellas son. Compara las
virtudes con los vicios que le son contrarios: qué suavidad, la de la
paciencia, en comparación con la venganza; de la dulzura, en comparación
con la ira y el despecho; de la humildad, en comparación con la
arrogancia y la ambición; de la esplendidez, en comparación con la
avaricia; de la caridad, en comparación con la envidia; de la sobriedad,
en comparación con el despilfarro. Las virtudes tienen esto de
admirable, a saber, que deleitan el alma con una dulzura y una suavidad
incomparables, cuando se han practicado, al paso que los vicios la dejan
infinitamente rendida y maltratada. ¡Ánimo!, pues, ¿por qué no ponemos
manos a la obra para conseguir estas suavidades?
En cuanto al
vicio, el que tiene poco no está contento y el que tiene mucho está
descontento: en cuanto a la virtud, el que tiene poca ya siente gozo, y
siempre siente más, conforme va avanzando. ¡Oh vida devota, qué bella,
qué dulce, qué agradable, qué suave eres! Tú endulzas las tribulaciones,
haces suaves los consuelos, sin ti el bien es mal y los placeres están
llenos de inquietud, de turbación y de desfallecimiento; el que te
conoce puede muy bien decir con la Samaritana: «Domine, da mihi hanc
aquam»: «Señor, dame de esta agua»; aspiración muy frecuente en Santa
Teresa y en Santa Catalina de Génova, aunque por motivos muy diferentes.
Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012 Año de la Fe
Sea Bendita la Santa e Inmaculada Purísima Concepción de
la Santísima Virgen María