Liturgia Católica
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Quinta parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO XIII
CUARTA CONSIDERACIÓN: DEL AMOR QUE JESUCRISTO NOS TIENE
Considera el amor con que Jesucristo ha sufrido en el huerto de
los Olivos y en el monte Calvario, Este amor era para ti, y, con todas
aquellas penas y trabajos, obtenía de Dios Padre, para tu corazón, las
buenas resoluciones y promesas, y, por los mismos medios, todo lo que
necesitas para mantener, alimentar, robustecer y consumar estas
resoluciones. ¡Oh resolución, qué preciada eres, siendo hija de tal
madre, cuál es la Pasión de mi Salvador! ¡Oh, cómo te ha de amar mi
alma, pues tan amada has sido de mi Jesús! ¡Ah Señor! ¡Oh, Salvador de mi
alma! ¡Tú moriste para obtener en mi favor estas resoluciones!
Concédeme, pues, la gracia de que muera antes de dejarlas.
Ya ves, Filotea, cuanta verdad es que el Corazón de nuestro
amado Jesús veía el tuyo, desde el árbol de la cruz, y le amaba, y, por
este amor, obtenía para 61 todos los bienes que jamás podrás tener, y
entre otros, tus resoluciones. Sí, amada Filotea, nosotros podemos decir
con Jeremías: «¡Oh Señor!, antes de que yo existiese, Tú me mirabas y me
llamabas por mi nombre>, como sea que su bondad preparó, con su amor y
su misericordia, todos los recursos generales y particulares de nuestra
salvación, y, por consiguiente, nuestras resoluciones. Sí, ciertamente:
así como la mujer que ha de ser madre prepara la cuna, las mantillas y
las fajitas, y además busca nodriza para el niño que espera, aunque
todavía no haya venido al mundo, así también Nuestro Señor, después de
haberte concebido en su bondad y llevado en sus entrañas, al querer
darte a luz para tu salvación y hacerte hija suya, preparó en el árbol
de la cruz, todo lo que era menester para ti: tu cuna espiritual, tus
mantillas y fajitas, tu nodriza, y todo lo que era conveniente para tu
felicidad, a saber, todos los recursos, todos los alicientes, todas las
gracias por las cuales conduce tu alma y quiere llevarla hasta la
perfección.
¡ Ah, Dios mío! ¡ Cómo deberíamos grabar todo
esto -es nuestra memoria! ¿ Es posible que yo haya sido amada, y tan
dulcemente amada, de mi Salvador; que Él haya pensado particularmente en
mí y en todos estos pormenores, con los cuales me ha atraído hacia Él?
¡Cómo hemos de amarle y emplearlo todo para nuestra utilidad! Todo esto
es muy dulce: este corazón amable de mi Dios pensaba en Filotea, la
amaba y le procuraba mil medios de salvación, como si no hubiere más
almas en el mundo en quienes pensar, de la misma manera que el sol
ilumina un lugar de la tierra como si no iluminase otros y solo
iluminase aquel. Así Nuestro Señor pensaba y cuidaba de todos sus hijos,
de forma que pensaba en cada uno de ellos, como si no hubiese tenido que
pensar en los demás. «Me amó -dice San Pablo-, y se entregó por mí»;
como si dijera: solo por mí, como si nada hubiese hecho por los demás.
Esto, Filotea, ha de permanecer grabado en nuestra alma, para tener en
mucho y fomentar tu resolución, tan preciosa para el Corazón de El Salvador.
Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012 Año de la Fe
Sea Bendita la Santa e Inmaculada Purísima Concepción de
la Santísima Virgen María