Liturgia Católica
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Quinta parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO XVII
RESPUESTA A DOS OBJECIONES QUE PUEDEN HACERSE ACERCA DE ESTA
«INTRODUCCIÓN»
Filotea, el mundo te dirá que estos
ejercicios y estas advertencias son tan numerosos, que el que quiera
observarlos no podrá hacer otra cosa. ¡Ah, amada Filotea!, aunque no
hiciésemos otra cosa, mucho haríamos, pues haríamos lo que deberíamos
hacer en este mundo. Pero, ¿no te das cuenta del engaño? Si todos estos
ejercicios se hubiesen de hacer cada día, ciertamente nos ocuparían del
todo; pero no es necesario hacerlos sino a su debido tiempo y lugar, y
según se vaya ofreciendo la ocasión a cada uno. ¡Cuántas leyes no hay en
el Código que deben ser observadas! Pero esto se entiende según las
circunstancias, y no en el sentido de que se hayan de practicar todos
los días. David, rey atareado en asuntos muy difíciles, practicaba
muchos más ejercicios de los que yo te he enseñado. San Luis, rey
admirable así en la guerra como en la paz, y que, con un cuidado sin
igual, administraba justicia, oía dos misas todos los días, rezaba
vísperas y completas con su capellán, hacía su meditación, visitaba los
hospitales, se confesaba, y tomaba disciplina todos los viernes, asistía
con frecuencia a los sermones, celebraba muchas conferencias
espirituales, y, a pesar de ello, no desperdiciaba una sola ocasión para
procurar el bien público, y su corte era más bella y estaba más
floreciente que en tiempos de sus predecesores. Haz, pues,
decididamente, estos ejercicios, según te los he enseñado, y Dios te
dará tiempo y fuerza para resolver los demás asuntos; y así lo hará,
aunque tenga que detener la carrera del sol, como lo hizo con Josué, en
otro tiempo. Hagamos siempre lo que conviene hacer, pues Dios trabaja
por nosotros.
Dirá el mundo que yo supongo siempre que
Filotea tiene el don de la oración mental, y, como quiera que no todo el
mundo lo tiene, esta Introducción no servirá para todos. Es verdad que
he supuesto esto, y también lo es que no todo el mundo tiene el don de
la oración mental; pero es igualmente cierto que todos pueden tenerlo,
aun los más ineptos, con tal que tengan buenos directores y quieran
trabajar para adquirirlo, según la cosa lo merece. Y si se encuentra
alguno que no posee este don en ningún grado (lo cual no ocurre sino muy
raras veces), el discreto padre espiritual fácilmente hará que suplan el
defecto, enseñándoles a que lean u oigan leer con atención las mismas
consideraciones puestas en las meditaciones.
Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012 Año de la Fe
Sea Bendita la Santa e Inmaculada Purísima Concepción de
la Santísima Virgen María