Liturgia Católica
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Quinta parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO V
EXAMEN DE NUESTRO ESTADO CON RELACIÓN A NOSOTROS MISMOS
1. ¿Cómo te amas a ti misma? ¿Te amas demasiado para este mundo?
Si es así, desearás estar siempre en él y andarás preocupada para
establecerte en esta tierra; pero, si te amas para el cielo, desearás,
o, a lo menos, fácilmente te resignarás a salir de acá abajo, a la hora
que plazca a Nuestro Señor.
2. ¿Tienes bien ordenado el amor
a ti misma? Porque nada hay que nos arruine tanto como el amor
desordenado de nosotros mismos. Ahora bien, el amor ordenado quiere que
amemos más al alma que al cuerpo, que tengamos más interés en adquirir
las virtudes que toda otra cosa, que nos preocupemos más del honor
celestial que del honor bajo y caduco. El corazón bien ordenado se dice
con frecuencia: «¿Qué dirán los ángeles si pienso tal cosa?», y no «¿qué
dirán los hombres?»
3. ¿Qué amor tienes a tu corazón? ¿Te
cansas de servirlo en sus enfermedades? ¡Ah! Le debes estos cuidados: el
de socorrerle, el de hacer que le socorran cuando sus pasiones le
atormentan y el de dejarlo todo para esto.
4. ¿Qué crees que
eres delante de Dios? Nada, sin duda. Ahora bien, no arguye gran
humildad, en una mosca, el no tenerse por nada delante de una montaña,
ni, en una gota de agua, el no tenerse por nada en comparación con el
mar, ni, en una chispa o pequeña llama, el no tenerse por nada delante
del sol; pero la humildad consiste en no tenernos en más que los otros y
en no querer ser tenidos en más por ellos: ¿cómo estás respecto a este
punto?
5. En cuanto a la lengua, ¿haces alarde de alguna
cosa? ¿Te alabas hablando de ti?
6. En cuanto a las obras, ¿te das algún gusto contrario a la salud?
Me refiero al placer vano e inútil, como velar sin motivo y otros
semejantes.
Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012 Año de la Fe
Vida Devota Sea Bendita la Santa e
Inmaculada Purísima Concepción de la Santísima Virgen María