Liturgia Católica
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CAPÍTULO IV
DE LA PROPOSICION DEL MISTERIO, TERCER PUNTO DE LA
PREPARACION
Después de estos dos puntos
ordinarios de la meditación, sigue el tercero, que es común a toda clase
de meditaciones; es el que unos llaman composición de lugar, y otros
lección interior, y no consiste en otra cosa que en proponer a la
imaginación el cuerpo del misterio que se quiere meditar, como si
realmente y de hecho ocurriese en nuestra presencia. Por ejemplo, si
quieres considerar a Nuestro Señor en la cruz, te imaginarás que estás
en el monte Calvario y que ves todo lo que se hizo y se dijo el día de
la pasión, o bien te imaginarás el lugar de la crucifixión tal como lo
describen los evangelistas. Lo mismo digo acerca de la muerte, según ya
lo he indicado en la meditación correspondiente, como también acerca del
infierno y de todos los misterios semejantes, en los cuales se trata de
cosas visibles y sensibles: porque, en cuanto a los demás misterios,
tales como la grandeza de Dios, la excelencia de las virtudes, el fin
para el cual hemos sido creados, que son cosas invisibles, no es posible
servirse de esta clase de imaginaciones. Es cierto que se puede echar
mano de cualesquiera semejanzas o comparaciones, para ayudar a la
meditación; pero esto es muy difícil de encontrar, y no quiero tratar
contigo de estas cosas sino de una manera muy sencilla, de suerte que tu
espíritu no se vea forzado a hacer invenciones.
Ahora bien,
por medio de estas imaginaciones, concentramos nuestro espíritu en los
misterios que queremos meditar, para que no ande divagando de acá para
allá, de la misma manera que enjaulamos un pájaro o sujetamos el halcón
con un cordel, para tenerlo sujeto en la mano. Dirá, no obstante,
alguno, que es mejor usar el simple pensamiento de la f e o una simple
aprensión puramente mental y espiritual en la representación de estos
misterios, o bien considerar que las cosas ocurren en tu espíritu; pero
esto es demasiado sutil para los que comienzan, y, hasta que Dios no te
lleve más arriba, te aconsejo, Filotea, que permanezcas en el humilde
valle que te muestro.
Dios te salve Santa María de Lourdes; Ruega por nosotros
Cristiano Católico
14-12-2012