Liturgia Católica
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La Imitación de Cristo
Libro cuarto
Capítulo XII
Debe disponerse con gran diligencia el que ha de recibir a Cristo.
JESUCRISTO:
1 Yo soy amante de la pureza, y dador de toda santidad. Yo busco un corazón
puro, y allí es el lugar, de mi descanso. Prepárame una sala grande y adornada,
y celebraré contigo la pascua con mis discípulos. Si quieres que venga a ti y me
quede contigo, arroja de ti la levadura vieja, y limpia la morada de tu corazón.
Desecha de ti todo el mundo, y todo el ruido de los vicios; siéntate como pájaro
solitario en el tejado, y piensa en tus excesos con amargura de tu alma. Pues
cualquier persona que ama, dispone a su amado el mejor y más aliñado lugar:
porque en esto se conoce el amor del que hospeda al amado.
2. Pero sábete que no puedes alcanzar esta preparación con el mérito de tus
obras, aunque te preparases un año entero y no pensases en otra cosa. Más por
sola mi piedad y gracia se te permite llegar a mi mesa; como si un rico
convidase e hiciese comer con él a un pobre mendigo que no tuviese otra cosa
para pagar este beneficio, sino humildad y agradecimiento. Haz lo que este de tu
parte, y hazlo con mucha diligencia, no por costumbre, sino por necesidad; sino
con temor, no por costumbre, ni por necesidad; sino con temor, reverencia y amor
recibe el cuerpo de Jesucristo, tu amado Dios y Señor que se digna venir a ti.
Yo soy el que te llame y mande que vinieses, yo supliré lo que te falta; ven y
recíbeme.
3. Cuando yo te concedo afectos de devoción, da gracias a tu Dios, no porque
eres digno, sino porque tuve misericordia de ti. Si no sientes devoción, y te
hayas muy seco, persevera en la oración, gime, llama y no ceses hasta que
merezcas recibir una migaja, o una gota de gracia saludable; Tú me necesitas a
Mí; yo no necesito de ti. Ni tú vienes a santificarme a Mí; sino que yo vengo a
santificarte y mejorarte. Tú vienes para que seas por Mí santificado y unido
conmigo, para que recibas nueva gracia, y te enfervorices de nuevo para la
enmienda. No desprecies esta gracia, más bien prepara con toda diligencia tu
corazón, y recibe dentro de ti a tu amado.
4. Pero conviene que no solo procures la devoción antes de comulgar, sino que
también la conserves con cuidado después de recibido el Sacramento. Ni es menos
necesario después el recogimiento y vigilancia, que lo es antes la devota
preparación; porque el cuidado que más tarde se tiene, es la mejor disposición
para recibir nuevamente mayor gracia. Y al contrario, se indispone para ella el
que luego se entrega con exceso a las complacencias exteriores. Guárdate de
hablar mucho, recógete a algún lugar secreto, y goza de tu Dios; pues tienes al
que no te puede quitar todo el mundo. Yo soy a quien te debes entregar sin
reserva, de manera que ya no vivas en ti, sino en Mí sin cuidado alguno.